Bienvenidos a Ataraxia

  Tras el fallido proyecto bloguero de 2007, por abandono, y viendo que ahora tengo mucho más tiempo libre que en mi etapa universitaria, he decidido resucitar este bonito proyecto sobre crítica y opinión sociopolítica y divulgación musical, dando especial protagonismo a mi género musical favorito, el rock progresivo.

lunes, 15 de agosto de 2011

Una de Obituarios: Vic Chesnutt, DIO y Gary Moore


La muerte es lo único que no tiene solución en esta vida. Enfermedades, vicios, adicciones, el paro, el hambre, la soledad… todos estos problemas se tornan insignificantes cuando la muerte viene de visita. Afortunadamente, no he tenido la desgracia de que ninguna  de estas malas compañías hayan venido a visitarme en mis cortos 29 veranos, pero sí ha habido algunas visitas de la señora de la guadaña que me han entristecido sobremanera.

La muerte de Cobain me fue indiferente.
Yo andaba en otros menesteres.
Para muchos la muerte de Kurt Kobain fue un shock. Por aquel entonces yo contaba con 13 años y sinceramente creo que ni me enteré en su momento. Bastante tenía con pensar en darle cuatro patadas a un balón y empezar a descubrir cierta parte de mi anatomía. Pasados los años, la muerte de Kurt Kobain sigue sin importarme, no fue un referente para mí en vida y tampoco lo fue tras su muerte. Cosa muy distinta sucedió con uno de sus compañeros de movida, Layne Stanley, o sucederá cuando, dentro de muchos años espero, tenga lo que tenga que pasar con Eddie Vedder, Chris Cornell y compañía.

Avanzando un poco en el tiempo, tiempo en el que he crecido física, emocionalmente y, por supuesto, en conocimientos musicales, sí que ha habido muertes que me han afectado y afligido. Cuatro han sido las muertes de músicos que me han tocado la fibra, que me han hecho soltar alguna lágrima al escuchar sus canciones, que me han hecho revisar ávidamente sus obras con ansias de reconocer cualquier recoveco, cualquier momento que por insignificante no carezca de importancia en la historia de la música contemporánea. Estas cuatro muertes me han marcado de diferente manera, pero todas ellas son igual de importantes para mí. Tres de ellas voy a tratarlas en este post, la última, por no pertenecer al mundo del “rock” voy a dejarla fuera para quizás tratarla más adelante en un post independiente.


25-12-2009 VIC CHESNUTT

La primera de ellas llegó el 25 de diciembre del año 2009. No hacía mucho que conocía a Vic Chesnutt, de hecho lo conocí gracias @probertoj y uno de sus posts en hipersónica, pero ese día de navidad del año 2009 no se me olvidará jamás por esta trágica noticia (y por una electrocución con un árbol de navidad, todo sea dicho).

La fatalidad visitó por primera vez al bueno de Vic cuando cumplía 18 años, momento en el que un fatídico accidente de tráfico lo postró en una silla de ruedas para el resto de su vida. Sus ganas de vivir le dieron fuerzas para sobrevivir y salir adelante, permitiendo que unos elegidos, aquellos que tuvieron la suerte de conocer su obra mientras vivía, disfrutaran de la fuerza e intensidad de las composiciones del genio de la silla de ruedas e incluso pudieran verle en directo.

La depresión en que quedó sumido, no hay más que ponerse en la piel de un joven de 18 años que queda tullido para el resto de su vida, tiñeron su obra de una tristeza y rabia más que aparente. Varias etapas estilísticas dividen su obra, pero con un componente común, el cual se transforma en el vehículo utilizado por Vic para dar rienda suelta a su talento y frustración existencial: El Folk. Momentos introspectivos, rabiosos, optimistas, espirituales… momentos hubo para todo en su inmensa discografía (17 obras). Momentos para acompañarse de referentes de la música actual como Michael Stipe, Bill Corgan, Shirley Manson (ains como me pone esta fémina), ELF Power o los enigmáticos Godspeed You! Black Emperor.

Sinceramente, me sería casi imposible destacar momentos claves de su discografía, la cual no domino completamente debido a su extensión y profundidad, pero como probablemente alguno me pediréis alguna recomendación, voy a lanzarme a la piscina y citaré los dos discos suyos que mejor conozco:

      -  “Sweet Relief II: Gravity of the Situation”, disco en el que se acompaña de importantísimos artistas y amigos como Stipe, Madonna o Sparklehorse con el fin de recaudar fondos para una fundación que ayuda a artistas víctimas de enfermedades graves.

           -    “North Star Desert”. Disco en el que recurre a la distorsión para emocionar, montando al viajero en una montaña rusa que le llevará a conocer la bipolaridad de este trastornado genio. Este disco fue muy influenciado por los ya citados GY!BE, al escucharlo lo notaréis claramente.

    El dolor que sufría Vic no era sólo emocional. El accidente le paralizó dos piernas y varios dedos de su mano izquierda, hecho que no evitó que tocara la guitarra o el piano (de una forma peculiar, es cierto). Otra de las secuelas, y probablemente la que más marcó su estilo musical fue, su voz. A Vic le dolía cantar, y por ello su voz sonaba rasgada, emocionante, casi agónica a veces.
   
    Su identidad musical, al igual que su vida, quedó marcada por el accidente y sus secuelas. Su creciente fama no permitió a Vic ganar suficiente dinero para sufragar el tratamiento médico que necesitaba para paliar el incesante dolor que sufría. Las deudas le ahogaron y le llevaron a una decisión fatídica. El negro 25 de diciembre de 2009 decidió poner fin a su sufrimiento ingiriendo una ingente cantidad de medicamentos, la cual puso fin a su sufrimiento y cesó la posibilidad de que pudiéramos seguir disfrutando de este genial aunque bipolar y depresivo artista. 50.000 dólares dejó de deudas a ese demonio que es el sistema sanitario de Estados Unidos. A todos los demás nos dejó su obra.


  
   
     16-04-2010 RONNIE JAMES DIO

    El segundo artista del que quiero hablaros es conocido por todos, por lo que probablemente no sea necesaria una presentación muy extensa. Nos abandonó el año pasado, un año que por varios motivos marcará el resto de mi vida: dejé Francia regresando a España, viajé a Colombia por el motivo más fuerte que pueda haber y como colofón me casé con la que espero sea la mujer que me acompañe el resto de mi vida.

    Pasaba probablemente el mes de mayo más lluvioso que en la Mancha se recuerda cuando, el día 16, se apagó la cual yo considero voz fundacional del Heavy Metal. Ronnie James DIO, el “elfo” del metro sesenta de estatura, probablemente el creador de la estirpe de cantantes que continuaría con nombres como Bruce Dickinson, Michael Kiske, Hansi Kursch o, el para mí su heredero, Jorn Lande.

    La triste noticia fue todo un palo para mí ya que se podría decir que DIO fue una especie de “ídolo” infantil, como me imagino será para todo amante del metal perteneciente a mi generación. Aún recuerdo como,  con muy pocos añitos, a finales de los 80 mi padre compartía conmigo su pasión por la música dándome a conocer LPs como “Richie Blackmore’s Rainbow” u “On Stage”, discos de los míticos Rainbow y cuyas portadas he dibujado cientos de veces con los míticos “plastidecor”. Gracias a estos dos discos de Rainbow tuve la oportunidad de conocer al creador del más importante símbolo de la cultura metálica, \m/ , los cuernos con los que su abuela, de origen italiano, ahuyentaba a los malos espíritus. 

     El impacto de DIO en mi infancia supuso el germen de mi pasión por la música, aunque mi relación con su obra pasó por un tiempo de letargo hasta que adquirí la suficiente experiencia como para valorar como se debe el legado de este icono. Contaba con 18 años cuando cayó en mi poder un álbum doble en el que los artistas más representativos del género más en boga en ese momento, y el cual más escuchaba por aquel entonces, homenajeaban a DIO. El doble cd, el cual es para mí el mejor álbum tributo de la historia del metal, me dejó tan emocionado que despertó en mí un ansia irrefrenable por recuperar el tiempo perdido, por devorar la obra del mejor cantante del género desde su aparición. Grandes versiones de bandas referencia para mí en ese momento como eran Blind Guardian, Gamma Ray o Angel Dust me ayudaron a redescubrirle, haciéndome disfrutar con esas inmensas canciones y recordándome entrañables momentos de mi infancia.

    Desde entonces cada cierto tiempo retomo mi pasión por Ronnie dedicando días enteros a bucear entre sus discos, ya sean con Rainbow, Black Sabbath o sus obras en solitario, disfrutando con ellas como el primer día. ¿Qué 2 discos destacaría de entre todas sus referencias? Probablemente, y basándome en criterios más personales y emotivos que musicales, las obras de DIO de las que no podría prescindir jamás serían “On Stage” (1997) y “Heaven and Hell” (1980). 

    Por la importancia de la figura de este personaje en mi vida musical es por lo que ese 16 de mayo fue un día fatídico, el tercer día en toda mi vida en que me emocionaba al escuchar una canción de un artista que acababa de fallecer. Fue sin duda un día triste, pero la forma que tuvo de dejarnos, con un legado tan impresionante incluyendo el disco de reunión con Black Sabbath en el año 2009, supuso un motivo para no olvidarle nunca y tener siempre un motivo para volver a compartir horas y horas con su poderosa voz.



06-02-2011 GARY MOORE

Para finalizar este post de obituarios voy a acudir a la figura que ha generado probablemente mi fiebre melómana más reciente y la cual además es la causa de que me haya propuesto hablaros de mi relación con respecto a alguno de mis artistas favoritos. Obviamente podría estar días y días escribiendo sobre lo que este guitarrista, para mí uno de los mejores de la historia, ha supuesto para mi cultura musical, siendo la puerta de entrada a un estilo musical apasionante pero al que hasta hace bien poco he hecho muy poco caso. En un principio pensaba hacer un solo homenaje hacia él y luego citar quien es para mí su sucesor, pero conforme he ido pensando en cómo plantear el post he preferido dejarlo estructurado tal y como está ahora mismo: un homenaje a los 3 artistas fallecidos recientemente que más echaré de menos, incidiendo que éste último artista abrirá probablemente una serie de posts sobre el mundo que me ha dado a conocer, el cual me tiene fascinado estos días. 

Si soy sincero no conozco a Gary Moore desde hace mucho tiempo, es un caso casi opuesto a DIO. Obviamente siempre he sabido quién es pero por diversos motivos hasta hace un par de años más o menos no me puse nunca a conocer en profundidad su obra, hecho que hice motivado por lo que pude disfrutar al ver en directo en París a su heredero, el guitarrista Joe Bonamassa, del que ya he tenido la oportunidad de hablaros en alguna que otra ocasión. 

Hablando sin tapujos, hasta unos tres años atrás, siempre he tratado a Moore con bastante indiferencia, ya que como buen “80’s hater”, he desdeñado siempre todo lo que tiene que ver con el AOR y el Hard Rock ochentero. Ese prejuicio un tanto estúpido, todo hay que decirlo, es el que me hizo ignorar a este artista al que ahora tanto venero, básicamente porque su faceta rockera no me permitió conocer como era debido a su punto fuerte, el feeling bluesero de su guitarra. Si en su momento me hubieran preguntado por Moore no habría dicho jamás que era un bluesman, sino un rockero con baladas muy resultonas (así era mi desconocimiento hacia este señor).

Debido a este agravio al que he sometido al bueno de Gary desde que tengo uso de razón es por lo que me propongo reivindicar su importancia como figura fundamental en la música de las últimas dos décadas, siendo probablemente la figura más importante del blues europeo junto a sus precursores Eric Clapton, Jeff Beck y John Mayall, creadores para más inri del género que Gary desarrolló, el Blues Rock.

Como he dicho antes, la obra del guitarrista irlandés está dividida en tres etapas y dos estilos. Su entrada al mundo de la música fue de la mano de los que posteriormente serían sus compañeros en Thin Lizzy, aunque la figura que le dio el empujón necesario no fue otro que Jeff Green, guitarrista de Fleetwood Mac, el cual ejerció de padrino musical de Moore ayudándole a conseguir un contrato con la discográfica CBS, con la cual comenzaría su andadura como solista.

En los primeros años de su carrera musical se debatió entre tocar en solitario o dentro de una banda, participando en proyectos como Skid Row, Colosseum II, o los archiconocidos Thin Lizzy, todas bandas de Rock o Hard Rock. Llegado el año 1979, diferencias con la banda de su amigo Phil Lynott le llevaron finalmente a decantarse con crear su propio proyecto en solitario, siendo probablemente éste el momento más determinante de su carrera. 

Con llegada de la década de los 80 estrenó su rock melódico el cual le dio gran fama en las islas británicas. Discos como “Out in the Fields” (1985) o “Wild Frontier” (1986) le colocaron en primera línea, hecho que le reportó importantes beneficios y mayor libertad creativa al haber subido de forma exponencial su caché. 

El éxito y reconocimiento de esa etapa fue probablemente el punto en el que se apoyó para dar el salto al vacío y cambiar de forma tan importante su registro musical. Fue así, en 1990 cuando lanzó su primer disco puramente blues, el cual es además, el disco por el que Moore será recordado en la posteridad. “Still Got The Blues” (1990) supuso un gran éxito para el guitarrista, obteniendo reconocimiento de público y de la crítica, y siendo reconocido gracias a este LP como la nueva esperanza del blues europeo. 
La vía abierta por la referencia de 1990 supuso un cambio radical en su obra, cambio que se profundizaría en futuras referencias, como “After Hours” (1992), disco en el que se acompañó de figuras del blues de la talla de BB King o Albert Collins. Otro momento importante de esta etapa fue el disco homenaje que Moore hizo a Peter Green, su padrino, el cual grabó en 1995 y llamó “Blues for Greeny”. 

Con el paso del tiempo el reconocimiento de Moore no paró de crecer, al mismo tiempo que no paraba de profundizar en el Blues Rock, llegando a ser considerado artista de culto. En la década pasada no paró de girar ni de sacar álbumes, todos de una impecable factura y con el blues como eje creativo, sin olvidarse por momentos de su pasado e incluso del folk de su verde y húmeda Irlanda del Norte, siendo destacado probablemente “Close As You Get” (2007), disco en el que combinó temas propios con otros de músicos como John Mayall o Chuck Berry. 

Para lograr el status de mito Moore tenía todo menos una cosa. Contaba con una extensa discografía en la cual la calidad era nota predominante, tenía miles de seguidores en todo el mundo, los cuales le veneraban tanto por su etapa rockera como por la bluesera, y contaba con el reconocimiento crítico necesario para tomar una posición importante en la memoria musical colectiva. Lo único que le faltaba era, morir. 
El momento preciso para que su figura se convirtiera en mito llegó cuando el corazón del Blues Rock se paró mientras dormía el pasado 6 de febrero. La casualidad hizo que la muerte fuera a buscar a Moore mientras andaba de gira en el sur de España, por lo que vivió sus últimos días en la templada Málaga, muy lejos de la fría y húmeda Irlanda del Norte. Ese 6 de febrero su corazón se paró, pero el de su legión de seguidores dio un vuelco al conocer esta fatídica noticia, la cual convertía a Moore en leyenda e historia de la música europea. 

Personalmente para mí fue un día triste pues la muerte de Moore me afectó bastante ya que estaba en plena fase de “enamoramiento” hacia su obra, aparte de que su muerte me privó al igual que al resto de seguidores del guitarrista, de poder volver a disfrutar de un nuevo disco suyo. 

Pasado el tiempo aún recuerdo el día de su muerte, pero lo que más recuerdo y con lo que prefiero quedarme ahora mismo, es con los buenos momentos para los que Moore puso banda sonora y sobretodo, con el mundo por explorar cuyas puertas dejó abiertas para mí. Sin Moore artistas como Bonamassa, Kenny Wayne Shepherd o Johny Lang probablemente no habrían existido o se habrían dedicado a otra cosa. Solamente por ello ya hay que dar gracias por haber tenido la oportunidad de disfrutar del talento de un guitarrista como Gary Moore.



PD: Como os he dicho durante el artículo, probablemente abra una serie de post en los que hable de la discografía de bandas icónicas del blues rock. Os adelanto que el primero va a ser sobre The Allman Brothers Band y Gov’t Mule. 

Espero que os haya gustado el post. 

2 comentarios:

VEBE dijo...

Leí tus referencias y escuché (y ví) atentamente a estos tres grandes de la música. Comparto tu opinión sobre la gran calidad del trío referido. Muy buen post. Agradecida.

Juan Claudio dijo...

Me quito el sombrero, sobre todo con Gary Moore. Tuve el honor de verlo en directo cuando vino al Festival de la Guitarra de Córdoba y todo lo que puedas hablar de él es poco y tú ya lo has dicho. Es uno de los mejores de la historia.