Bienvenidos a Ataraxia

  Tras el fallido proyecto bloguero de 2007, por abandono, y viendo que ahora tengo mucho más tiempo libre que en mi etapa universitaria, he decidido resucitar este bonito proyecto sobre crítica y opinión sociopolítica y divulgación musical, dando especial protagonismo a mi género musical favorito, el rock progresivo.

martes, 27 de julio de 2010

The Silent Enigma: La hoja de la guadaña está bien afilada




  Ardua tarea la que se me viene encima. Hablar de forma entusiasta de una obra que genera entusiasmo en uno mismo suele ser muy fácil, pues el factor motivación tiene una importancia exponencial. Sin embargo, puede darse la situación de que aquello que genera entusiasmo lo genere más por la forma que por el contenido. A ver si me explico. Este disco es una maldita obra maestra, lo pienso desde la primera vez que lo escuché, pero en mi escalafón particular de discos de Anathema siempre lo había situado por debajo de Judgement y el resto de discos de la etapa prog. El caso es que pasado el tiempo, y bien madurado el mensaje del disco y sobre todo, su entorno, mi valoración del disco ha subido como la espuma siendo posiblemente el disco de la banda que más me gusta, aunque por razones obvias no el que más escucho, pues hay que tenerlos bien puestos a la hora de enfrentarse a semejante compendio de atroces descripciones del sufrimiento, de la soledad y la desesperanza. 

Pero que Doom eran estos chicos...
 El status que tiene de obra maestra el disco es adquirido en base a como cuenta lo que desea contar. Estamos ante una historia narrada millones de veces, pero el estilo y el realismo (casi naturalismo haciendo alusión literaria ya de paso) convierten a este paseo en uno mucho más macabro aún de lo que podría esperarse al narrarse el sufrimiento que el cónyuge supérstite afronta tras la muerte de su pareja. Es obvio que si no se ha pasado por una situación similar uno no puede ni imaginarse lo que puede suponer tal trago, pero la forma en que lo cuentan Anathema, con ese cocktail de fiereza, fatalismo, calma exasperante, belleza,  impotencia… convierten a este álbum en una experiencia totalmente catártica, llegando a ser una obra de arte que traspasa las barreras de la música para convertirse en una obra interdisciplinar. No es solo una cuestión de acordes, de silencios u otras cuestiones musicales, sino un compendio de sensaciones, poesía, arte visual (aunque la portada no es obra suya), música e interpretación vocal en la que todas esas partes generan un todo que tiene como resultado una sensación totalmente turbadora en el oyente pero que puede resultar siendo adictiva por su enorme belleza y complejidad.

  Mientras preparaba el post y escuchaba pacientemente el álbum, en uno de los blogs que visito con más asiduidad (furiacontralamaquina), María Picassó publicó un post, casualidades :D,  sobre la portada del disco aportando información que yo desconocía totalmente (Aprovecho para agradecer la información y remitir a todo aquel que se haya interesado por el asunto a visitar la web y leer la discusión al respecto de la portada, aunque voy a intentar condensar aquí mis impresiones al respecto).  Según dice María Picassó, la portada del disco es un extracto, corta +zoom +pega el logo de la banda, de un cuadro del pintor inglés Joseph Wright of Derby. (Si visitáis microfuria podréis ver la relación entre el pintor y los ingleses Comus, de los que hablé aquí el mes pasado). En el post se lanzan un par de cuestiones bastante interesantes a las que los comentaristas intentamos dar solución, una referente a si entendemos que las nubes se abren o se cierran en el cuadro original y a si Anathema eligieron este cuadro por la potencia de la imagen o porque además entendían que podía acompañar fielmente al disco por su simbología.
  Personalmente, y tal y como he dicho en microfuria, creo que las nubes se cierran pues probablemente la luz que vemos pasar entre las nubes sea la única luz que podamos ver en los 54 minutos que dura la audición del disco. La portada es básicamente eso, la puerta de entrada a los sentimientos que se intentan plasmar en el álbum, por lo que conforme te acercas al mismo, ese claro en el cielo se va haciendo cada vez más pequeño, acabando por ser absorbido por la oscuridad más absoluta de la mano del primer tema del disco, “Restless Oblivion”. Adryuu (comentarista en microfuria) dice que él lo interpreta al contrario, que el viaje por los infiernos acaba llevándonos a un lugar donde descansar, con paz eterna y serenidad y que se aprecian ciertos claros o lugares donde la oscuridad es al menos, menos densa, lo que viene a decir que el cielo se va abriendo, no cerrando o bien que la luz exterior logra traspasar esa barrera supuestamente impenetrable (amigo, si no estás de acuerdo con mi interpretación de tus palabras dímelo :D). Es otra forma de verlo, pero yo entiendo que la portada no es más que una presentación de aquello que vamos a encontrarnos, por lo que obviamente al principio vemos luz y una vez sumergidos en el disco todo lo que percibimos es oscuridad, y puede que ceniza y olor a tierra mojada. Muy acertadamente dice Adryuu que se ven ciertos claros en el transcurso del disco, zonas menos oscuras, por un lado pueden ser zonas en las que el penitente encuentra la paz, pero también pueden ser simplemente recuerdos de la belleza de la persona a la que acaba de perder y de la luminosidad que significaba su compañía y significa su recuerdo mientras dura el luto. Muchas veces lo mejor de haber sido feliz es precisamente el poder recordarlo, ocasión perfecta para volver a ser feliz momentáneamente reviviendo tiempos pasados, que en este caso sí que fueron mejores. De todos modos como veréis, el fin trágico del disco, al menos el que yo he entendido, acaba por apoyar mi tesis de la oscuridad impenetrable, aunque menos turbadora al final, es cierto.


EL ENIGMA SILENCIOSO

  Una vez analizada la portada ya podemos entrar en materia y meternos en el plano musical. Esta vez no voy a analizar musicalmente los temas destacando sus virtudes y defectos, primero porque todo son virtudes (XD) y segundo porque creo que es muy interesante extraer claramente lo que Anathema pretendían contarnos. De este modo, voy a intentar narrar los hechos que se suceden en la historia del disco en primera persona, dejando los temas enlazados para que podáis usarlos como banda sonora. Es básicamente dejar que la música hable por sí misma. Para finalizar daré mis impresiones sobre lo que ha significado el disco en mi esfera personal.

  Pongámonos en situación. La tragedia acaba de llegar a nuestra vida. Aquella figura deleznable que es San la Muerte, el señor/a de la Guadaña, ha traspasado la línea que separa el mundo de los vivos del mundo de los muertos para llevarse a la persona que amamos, con la que compartimos nuestra vida, nuestro “inamorato”. Obviamente esta puede ser la tragedia más grande a la que una persona normal ha de plantar cara en toda su existencia. Pues bien, esa es la experiencia que Anathema nos cuenta con este disco. “The Silent Enigma”.

  La experiencia de la muerte de un ser amado es un compendio de sensaciones, de sentimientos, a cada cual más oscuro y autodestructivo. Obviamente el primer paso de este viaje llega en el momento en que descubro lo que acaba de acontecer. Cada persona es un mundo y puede actuar de una manera más expresiva o contenida, pero estoy viviendo la mayor de las tragedias, la peor de las realidades. Multitud de sensaciones se agolpan, pelean por invadir mi existencia.  La voz se me quiebra, las lágrimas inundan mis ojos y la furia e impotencia se convierten en compañía en ese fatal momento. El dolor me sume en un (restless oblivion)
  
  La maldita efigie armada con una guadaña ya ha hecho su trabajo, ha venido a nuestro mundo para sumirme en la peor de las situaciones personales. Cuando la muerte llega hay varias víctimas, las directas e indirectas. La muerte no me ha llevado a mí, pero mi agonía va a ser lenta y dolorosa. Intento preparar la primera despedida, proceso en el que los sentimientos afloran y se suceden unos a otros. El momento fatal no para de repetirse en mi mente, parece que la muerte aparte de hacer su trabajo llevándose a su víctima tiene como misión el destrozar mi vida.  La maldita es capaz de controlar mis sentimientos. Mi fortaleza intenta hacerle frente pero no sé si podré aguantar. Preguntas se agolpan en la mi mente. Porqué no a mí? La impotencia y el sufrimiento me colocan en una situación límite. Le ofrezco a la muerte acompañarla en el lugar de mi amada. El frío me invade, un frío que duele, que me destroza por dentro, en el momento en que veo el cadáver vestido con (Shroud of Frost). Después, el silencio. 
  Justo en ese momento, tras asumir lo que acaba de acontecer, es cuando me doy cuenta de que estoy solo, totalmente solo. ¿Dónde ha ido a parar todo lo que hice por ella? ¿Le importa a alguien ahora? Intento vencer a la soledad, pero es en vano.  La maldita canta con una voz heladora, que embauca, que envuelve, que embriaga, me tiene bajo su influjo. Se ha convertido en mi compañera y no me va a dejar evitarlo, quiera o no quiera. Su tacto es dulce, en parte reparador, pero su exceso es amargo, es frío, y su abuso es totalmente nocivo. Necesito deshacerme de su embrujo cuanto antes, no aguanto más sus cantos. (Alone) 
  Estoy viviendo una catarsis. Vivía ajeno a la realidad, sin percibir lo que pasaba a mí alrededor, sin valorar realmente todo lo que tenía, y sobre todo, sin darme cuenta de que todo lo que tenía podía llegar a perderlo de golpe. Así de cruel es la existencia. En el comienzo de nuestras vidas la muerte no existe, jamás pensamos que pueda visitar a algún ser querido o visitarnos a nosotros mismos. Sin embargo, uno de los factores que nos hacen entrar en la edad adulta es precisamente el conocer la existencia de la muerte, que se haya dejado caer cerca de nuestra existencia. Cada vez que la muerte traspasa la frontera entre los dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, para llevarse el alma de su víctima, nos vamos haciendo más conscientes de la crudeza de nuestra existencia, siendo parte de la misma el tener consciencia de que el tiempo pasa y el mismo deja heridas en nuestro cuerpo y nuestra mente. Esas heridas provocadas por la muerte reaparecen en forma de recuerdo de tiempos mejores, agravándose en el momento en que llegamos a nuestro (Sunset of age).
 
  Si hay un momento en que la soledad se vuelve trágica, la ausencia se vuelve desgarradora, el recuerdo se vuelve doloroso, es con la caída del sol. El lecho no es lugar para estar solo. El lugar en que dimos rienda suelta a la pasión, a la lujuria, al amor, donde se produjo la comunión de los cuerpos, se ha convertido en el peor sitio donde puedo estar. Recuerdos y más recuerdos de nuevo, todos dolorosos, todos angustiosos. De nuevo la pérdida me martiriza. El hueco que ha aparecido en la lecho cada vez se hace más grande, mi mente viaja entre recuerdos para intentar reencontrarse con nuestro amor, con nuestra pasión, con el sexo, finalmente sucede, pero todo se ve borroso, y deja un regusto amargo en mi boca y un punzante dolor en el bajo vientre. Nauseas como resultado. Navego entre recuerdos intentando seleccionar aquellos que me puedan reconfortar, sin embargo la nave queda a la deriva pues el oleaje es demasiado fuerte, quedando en manos de la tempestad originada.  Y de tan excitantes recuerdos, los cuales duelen más que cientos de puñaladas (nocturnal emission). 
  Obviamente también habrá noches de calma y quietud. Noches en las que pasear discutiendo conmigo mismo. Noches en las que mirar al horizonte intentando ver una señal, estrellas que se muevan, que me permitan ver su silueta, su rostro. Noches en las que cierre los ojos y me de cuenta de que el dolor va remitiendo. Esas noches suelen ser también dolorosas, pero en otro sentido. Puede que llegue a entender que la ausencia de dolor es una señal, señal de que estoy  olvidando, ¿es eso correcto? Jamás, la ausencia de dolor no es más que una muestra de que están sanando las heridas, eso sí, continúo y continuaré solo y sin darme cuenta, se me pasan las horas observando Cerulean Twilights buscando respuestas a todas estas preguntas y sobre todo, no olvidando, eso nunca.
  Va pasando el tiempo. El dolor va siendo menos agudo, recuerdo, no olvido, simplemente estoy superándolo, dando un paso adelante. Eso sí, no pienso dar portazo, jamás.  La noche, momento en que todos los demonios solían visitarme, de pronto es placentera. Lo que antes eran tempestades, agujas clavadas por todo mi cuerpo, dentelladas de locura que desgarraban mi cordura, se ha tornado en paz, en recuerdos de momentos felices, su rostro, su mirada, su sonrisa, su olor… El mar de lágrimas va quedando atrás poco a poco, pero ya no siento que traiciono a mi amada al no sentir ese dolor desgarrador, al contrario, sé que ella no quiere verme sufrir. Sigo sumido en la oscuridad, pero ya no es una oscuridad fría, o es que mi cuerpo ya se ha acostumbrado a su temperatura? Sueño que soy feliz, sueño con ella, parece hasta real. El sueño, an enigma… silent.
  Consciente soy, he superado esto, el dolor y el desánimo ya no me atenazan. Respiro, hecho la vista atrás y recapitulo. Veo sufrimiento, veo un mar de lágrimas, veo cristales rotos, veo desesperanza… Miro hacia delante, que veo? Paz, quietud. ¿A qué precio? A precio de haber olvidado, de no revivir tiempos pasados en mi mente, de no volver a mirar sus fotos, de no volver a leer sus cartas. ¿Merece la pena? La verdad es que moriría en este mismo momento, sólo por poder volver a verla, a sentir su piel caliente, el olor de su cabello, su dulce aliento… (A Dying Wish)
  La sangre corre por mis brazos. No siento dolor, solo paz. El agua en la que estoy sumergido está templada, pero conforme se va tiñendo de color rojo sube su temperatura, se va espesando. El silencio me rodea, pero puedo oír unos latidos, son los míos? Podría ser, pero no noto movimiento en mi pecho. Intento respirar, cada vez me cuesta más, me estoy quedando sin fuerzas. La vista se me va nublando. No siento dolor. La paz me invade. Empiezan a llegar imágenes a mi mente. Su rostro. Cierro los ojos. Los abro. Una Orquídea Negra. Por fin puedo descansar. Junto a ella.
            
    Llega el momento de recapitular. No es un disco sencillo de escuchar, como he dicho anteriormente. Estamos hablando de la obra cumbre del Doom Metal, de uno de los mejores discos de los 90, probablemente de la historia, siendo una obra que traspasa géneros, pues incorpora al Doom elementos propios de otros estilos y sobre todo desarrollando una propuesta con cierto cariz progresivo, siendo este uno de los puntos de los que quería hablar en el post. Estamos ante un disco crucial en la carrera de la banda. Se estaba cociendo algo muy grande, la verdad. Numerosos cambios en la formación iban a acontecer o ya habían acontecido, y todos motivados por desacuerdos musicales con los líderes de la banda. Los hermanos Cavanagh tenían claro el camino a seguir, desmarcarse del Doom, rompiendo el triunvirato e integrarse poco a poco en el rock progresivo, abrazando influencias de Pink Floyd y King Crimson. El caso es que el punto de partida está aquí, en este disco grabado en 1995 con una ambición increíble y dando pie a una de las mutaciones más importantes de la historia del metal, pues entre el Pentecost III, The Silent Enigma y Eternity solamente transcurrieron 3 años, pero las diferencias entre el primer y tercer disco son más que notables, y no solamente por el cambio de vocalista.

Espero que os haya gustado el post. Iba a hacer una introducción sobre el asco que me da el verano y esas cosas, pero viendo que el tema a tratar era demasiado serio, dejaré mi crítica a la España garrula para otro momento.

PD2: Como es habitual, no están todos los temas en goear... qué se le va a hacer...

               

domingo, 11 de julio de 2010

El ROCK, cuestión de Estirpes


El mundo del Rock siempre ha sido una gran familia y todos los rockeros nos autoconsideramos hermanos. Personalmente cada vez que me encuentro con alguien con una camiseta de Led Zeppelin o The Doors me alegro profundamente y hasta a veces le saludo orgulloso, tal y como hacen los ciclistas, moteros o camioneros cuando se encuentran en ruta. El rock es un sentimiento, traspasa las fronteras de la música.
Run to the Hills!!!!!! Run for your Life!!!

El rock normalmente se transmite de padres a hijos, creo que es algo que está claro. No hay mayor orgullo para un padre rockero que su hijo siga sus pasos. Se podría decir que nos consideramos especiales, elegidos, y por supuesto, nos consideramos en continuo peligro, por lo que el nacimiento de un nuevo rockero es tan transcendente como el nacimiento de un lince ibérico en cautividad. Aquel que no entienda esto de rockero tiene poco. ¿Papá, porqué nos gusta el rock?

La familia en el rock siempre ha estado presente. Como he dicho antes, todo padre rockero se preocupa porque sus hijos sigan sus pasos. Ahora bien, ¿Cuántos hijos de rockeros famosos han continuado en el mundo de la música y no han muerto en el intento? La verdad es que han sido muchos, pero las mieles del éxito las han probado muy pocos, eso también es cierto.

Quizás el ejemplo del hijo de rockero más exitoso sea la figura de Jacob Dylan, hijo de Bob Dylan. Obviamente no ha alcanzado la fama del padre, ni su talento, pero los Wallflowers es una banda más que conocida, con canciones cuando menos resultonas.

Otro rockero que tuvo éxito, aparte de un final trágico, fue Jeff Buckley, hijo de Tim Buckley, el cual también falleció de forma trágica. El bueno de Jeff no tuvo excesivo éxito en su momento, aunque pasado el tiempo se ha convertido en toda una leyenda, siendo considerado como el músico más prometedor de su generación, galardón obtenido gracias a Grace, su único disco, y siendo la principal influencia de cantantes archiconocidos como Thom Yorke o Matt Bellamy.

Aqui tenéis al Hijísimo zampándose
 la herencia de su padre.
Jason Bonham también siguió los pasos de su padre John Bonham a la batería, alcanzando tal nivel en el instrumento que ha acabado sustituyendo a su progenitor en las giras de reunión de Led Zeppelin. Tras dejar su exitosa banda de garaje rock, Jason ha acabado siendo uno de los músicos de estudio más valorados de la actualidad.

Sangrante es el caso de Sean Lenon, cuyos padres creo que no es necesario que presente. Tras varios devaneos con el mundo del celuloide, decidió finalmente dejarse llevar por los deseos de su madre y acabó dedicándose a la música. Desgraciadamente no contó con el talento de su padre, pues no tuvo mucho éxito que digamos. Eso sí, colaboró en el superventas de Lenny Kravitz, Mama Said (1991).

Algo que no sabía, pero que he descubierto mientras indagaba en esto de las dinastías en el rock es que en Oasis había presencia de otra gran dinastía, aparte de la de los Gallagher. El batería de la banda no es otro que Zak Starkey, hijo de Ringo Star, el cual recibió clases ocasionales del señor Keith Moon. Debido a esto se le ofreció ser el batería de The Who de forma fija, aunque acabó declinando la oferta por incompatibilidad de agendas, aunque tuvo colaboraciones puntuales.

Dentro del rock español hay muchos menos ejemplos, algunos poco afortunados y basados en el enchufismo (Dikers por ejemplo), y otros muy destacables, como es el caso del grupo que ha motivado el post y esta introducción. 

Supongo que por todos es conocida la banda cordobesa Medina Azahara, máximo exponente de la vertiente del rock progresivo española conocida como el Rock Andaluz. Sinceramente la trayectoria de la banda no me gusta demasiado, pero los primeros álbumnes son muy importantes en la historia del rock español, destacando sobre todo el archiconocido “Paseando por la Mezquita”.

Ole y ole la rata que lleva en la cabeza
papá Martínez XD
El caso es que el señor Manuel Martínez, vocalista y líder de la banda, tuvo un hijo el cual tenía la misma pasión que su padre, la música, y una técnica y capacidades vocales muy superiores a las de su progrenitor. Este chico, conocido como M.Angel Mart, el cual en ningún momento ha querido aprovecharse de la fama se su padre, se reunió con un grupo de amigos allá por los primeros años 90 y decidieron arriesgarlo todo en pos del futuro de su banda, cuyo nombre fue registrado mucho antes de que comenzara la andadura de la misma, y siendo uno de los primeros grupos españoles que apostaron por internet, con página web desde 1996.

Los primeros pasos de la banda fueron lentos pero seguros. Tuvieron importante presencia en su Cordoba natal y en toda Andalucía, ganando diversos concursos y finalmente logrando un contrato discográfico con Avispa, discografía andaluza en la que también estaba Medina Azahara. Fruto de ese primer contrato fue el disco del que quiero hablaros hoy, el cual considero como uno de los mejores discos de debut del rock español de los 90, a pesar de contar con algunos defectos que no permiten que sea considerado como un álbum redondo. 

De todos modos, este “Ídolos de papel” nos presentó a una banda muy madura para ser un grupo novel, con una gran calidad musical y letrística y un gusto exquisito, mezclando la clara influencia del Rock Andaluz con la obra de bandas como Faith no More, siendo ésta el espejo en el que se han mirado Estirpe todo el tiempo.

Estirpe en un fotomatón de 4 metros cuadrados
Con el paso de los años Estirpe han ido evolucionando, pasando estilísticamente por el género del Metal Alternativo en su disco Ciencia y acabando haciendo un Rock Sinfónico y casi progresivo con su última reseña, Buenos días Voluntad, para mí uno de los mejores discos de lo que llevamos de siglo. El único “problema” que le podemos achacar a la banda es que, a pesar de su propuesta rica y original, no han sido capaces de deshacerse de la sombra de Faith no More, cosa que por otro lado es algo más positivo que negativo, pues pocas bandas serían capaces de seguir la estela de la banda de Mike Patton y no morir en el intento.

Lo que es una lástima es que esta banda no haya logrado el reconocimiento que tienen otras, como los anodinos Sober o los horteras Mago de Oz. Ya lo decían KK deLuxe, “pero que público más tonto tengo!!”.

“Idolos de papel” – El “The Real Thing” español.

Corría el año 1997 cuando un grupo de amigos, tras ganar una serie de concursos musicales y firmar un contrato con Avispa, sacaron al mercado un pedazo de disco, el cual parece más propio de una banda con 15 años de andadura que de unos chavales de menos de 20 años y totalmente inexpertos en el mundo discográfico.

La portada es fea con avaricia, todo sea dicho
La obra con la que llegó Estirpe bajo el brazo es un alegato revolucionario, el cual pasados casi 15 años sigue teniendo toda la vigencia posible, estando los temas tratados en las canciones de plena actualidad. Ecologismo, lucha contra la pobreza, critica social y religiosa… todo tiene presencia en el debut de los cordobeses, completando un conjunto con una calidad muy por encima de la media de las bandas rock españolas. Sin embargo no todo es perfecto, la producción es un tanto deficiente por falta de medios económicos, aunque ese “mal” sonido le da al disco un aire setentero que no le viene mal en determinadas canciones. De todos modos, queda claro que la banda buscaba más potencia en la base rítmica de la que finalmente acabaron logrando.

Quizás la comparación con el “The Real Thing” sea un tanto exagerada, pero una vez escuchado el disco es inevitable hacer tal referencia, pues los teclados y la voz de M.Angel Mart huelen a las huestes de Patton que “apestan”.

El disco empieza con un pepinazo rock llamado “Esclavos por nacer”. Nada más comenzar el tema ya se notan las influencias que he citado anteriormente, estamos ante un híbrido de rock andaluz y Faith no More, casando ambas influencias de una forma inmejorable.
El segundo tema comienza lento pero va subiendo de ritmo hasta desatarse en el estribillo. “Noches de duelo (mañana de velos)” es un paseo por la vida de las víctimas de guerras, los cuales mueren de hambre mientras en el primer mundo miramos hacia otro lado. La participación de M.Mart es impresionante en este tema, la verdad que al igual que en el resto del álbum.

“Grietas sobre mi piel” es un tema puramente Faith no More de la primera época. Gran presencia de teclados y un aire funky para dar banda sonora a un alegato al espíritu de la juventud.

Sinceramente el ecuador del álbum muestra un pequeño bajón en cuanto a calidad de los temas, pero los mismos no se hacen nada pesados y pasan de forma rápida y agil. De todos modos en seguida llega el primer hit de la banda para sacarnos de ese mínimo letargo. “Delirios de grandeza” es un tema redondo, tanto que el padre de Mart se empeñó y acabó versionándolo en un disco de Medina Azahara. Buena base rítmica y buenos teclados, eso sí, estando la voz de Mart por encima de todo. Gran letra y grandísimo estribillo. Todo un hit, sin duda.

Tras el temazo anterior el ritmo no decae. “Culto a la vida” mantiene el compás acelerado y la potente base rítmica en otro tema con grandes letras y gran estribillo. Al final no estoy siendo muy crítico con el disco, verdad? Lo siento, pero me es imposible.

Finalmente el disco se cierra con dos temas. El primero de ellos, “Lamento de Traición” es un medio tiempo en forma de Power Ballad con un ritmo totalmente ascendente donde vuelve a destacar el vocalista de la banda, demostrando todo el talento que posee. 
El segundo de los temas que cierran el disco es quizás el más sorprendente por su sonido. Tras pasarse todo el álbum aguantándose las ganas de sonar claramente a la banda de Patton, con el último tema se desata el huracán. La batería y los teclados al comienzo del tema ya lo anuncian, y la guitarra que entra a continuación lo confirma, estamos ante los putos Faith no More. Los pelos se erizan cuando entra la voz de Mart, con un sonido mucho más potente de lo que ha demostrado en el resto del álbum. El ritmo va subiendo hasta que finalmente llega la orgía sonora. Todo un pepinazo más propio de una banda de metal que de una de Rock Andaluz, al final el espíritu joven no puede contenerse más y da rienda suelta a la rabia y ambición propia de esa etapa. Gran broche final para un pedazo de disco. ¿Quién idolatra a quien?

Desgraciadamente no he encontrado links para la mayoría de las canciones, eso me pasa por escribir sobre estas bandas y no hacerlo sobre Lady Gaga y su pu** madre. Espero que os haya gustado lo que hayáis podido escuchar, y sobre todo, me perdonéis por quizás haber sobrevalorado el disco a vuestro a vuestro entender. Sin duda se trata de una rara avis en la historia del Rock español y como tal debería ser conocida por todos. Si os habéis quedado con ganas de más, no dudéis en darle más oportunidades al resto de discos de la banda, pues tras dejar atrás las influencias y sonidos metálicas con el álbum “Inventarse el mundo” han pasado a hacer ROCK, así con mayúsculas, siendo probablemente la banda más innovadora y con más calidad de la escena estatal. Todos sus discos merecen la pena, en serio. Y nada, si no encontráis links para poder escuchar este "Ídolos de papel" decídmelo, haré lo posible para que los encontréis. Un saludo.